lunes, 8 de julio de 2013

Publicar o Morir


Sentado en un taller de redacción de artículos científicos, escuché a un ponente internacional hablar sobre una casa editorial global, ampliamente reconocida, que publica más de 10 revistas mensualmente, generando más de 4 mil citas, y con factores de impacto por encima de 20. Mientras escuchaba todos estos números impresionantes, y la insistencia del ponente para promover que los científicos mexicanos asistentes buscaran publicar en sus revistas, no pude evitar preguntarme: ¿porqué no hay revistas médicas mexicanas con ese prestigio?

Es impactante entrar a las herramientas virtuales para revistas científicas, y ver cuántas revistas médicas mexicanas están indexadas en los índices internacionales. Digo impactante en el sentido negativo; quizá la palabra mas adecuada sería decepcionante. En resumen, muy pocas; notablemente pocas. Incluso las revistas de las sociedades médicas, que en teoría rigen a las especialidades, no están indexadas. Es una triste realidad.

En mi experiencia, en esta tierra no somos particularmente buenos para publicar. Me ha tocado insistir hasta el cansancio a numerosos médicos especialistas, vacas sagradas ampliamente reconocidas en su área terapéutica, que hagan el esfuerzo de publicar su experiencia con sus pacientes. Tenemos médicos sumamente talentosos, pero nadie se toma la molestia de publicar la gran medicina que están practicando. Y lo que no está publicado, inevitablemente está condenado a pasar al olvido.

En el taller mencionaron que menos del 1% del total de las publicaciones en todas las revistas de la editorial vienen de autores mexicanos. Ninguna sorpresa ahí, pero si me llamó la atención que Brasil ya andaba por el 4%, siendo que hace 10 años estaban más o menos igual que México; claramente le están echando ganas al asunto, y si ellos pueden, me inclino a pensar que nosotros también.

¿Cuál es nuestro tema con las publicaciones? Por un lado, considero que es un tema de disciplina. No somos sistemáticos en lo que hacemos, particularmente en la recolección de datos, y esto dificulta considerablemente el uso posterior de dicha información. Si fuéramos muy disciplinados, es decir, si cada dato que recolectamos de nuestros pacientes lo hiciéramos de manera sistemática y estandarizada, otra historia se pudiera contar.

Otro tema es la falta de conocimiento, experiencia e interés por publicar. A diferencia de los científicos básicos, los médicos no le damos mucha importancia a las publicaciones. Es irónico, porque se la damos a consumirlas, ya que todos estamos de acuerdo en que nos tenemos que actualizar constantemente a través de nueva información; pero no se la damos a producir esa nueva información, porque no publicamos. Y con la falta de conocimiento de los procesos para publicar, y la falta de experiencia haciéndolo, se convierte en una tarea imposible.

Y finalmente, también creo que es un tema institucional. Las políticas de las grandes instituciones de salud no facilitan la generación de publicaciones, ya que por un lado no hay acceso libre a sus bases de datos, y por el otro los médicos institucionales están tan saturados atendiendo pacientes, que lo último que quieren es invertir más tiempo en otras actividades como publicar. Pero los datos ahí están, sólo habría que establecer formas para recolectarlos sistemáticamente, analizarlos y publicarlos.

Publicar es como cualquier músculo; si lo estás usando constantemente, se fortalece y mejora su rendimiento. Después del primer día que decides hacer ejercicio, en la noche te duele hasta el bazo; pero conforme vas adquiriendo “experiencia” en hacer ejercicio, desaparece el dolor y empieces a mejorar el rendimiento. Publicar es muy similar; la primera publicación va a ser una pequeña pesadilla de la cual vas a creer que nunca vas a despertar. Pero una vez que logras esa primera publicación, la segunda será más sencilla. Y la tercera todavía más; y así sucesivamente. Pero al igual que el ejercicio, tienes que ser constante; si lo dejas de hacer por un tiempo, es como si volvieras a empezar, aunque por lo menos ya tienes el conocimiento previo de que sí puedes hacerlo y cómo.

¿Porqué este post? Porque si me molestó mal plan la plática a la que asistí. No sé ustedes, pero yo ya estoy cansado de la vieja cantaleta “en México no hay datos, pero en Estados Unidos y Europa...” Y ya estoy harto de que el mejor trabajo que se realiza en nuestro país, o que realizan nuestros paisanos en otros lugares, pasa a manos extranjeras, y para México el único beneficio es un “gracias por participar”. Tenemos grandes médicos y excelentes prácticas médicas que merecen convertirse en publicaciones de alto prestigio. Pero si no las publicamos, y si no buscamos indexar nuestras propias revistas y elevar el contenido científico de las mismas, seguiremos siendo plato de segunda mesa en las ciencias médicas.

Finalmente, les paso algunos tips que mencionó el ponente para lograr que un artículo sea publicado:

- Título llamativo: a esto usualmente no le damos la importancia que tiene. La mayoría de nosotros, por el simple título del artículo, decide si leer o no el artículo; o por lo menos si leer el abstract para entonces decidir si leer el artículo completo. De la vista nace el amor, y lo primero que vemos de un artículo es su título.
- Contar una historia: aunque estemos hablando de ciencia, siempre es más fácil e interesante presentar los datos a través de una historia. Le da flujo a la lectura, y despierta el interés por conocer el final, los resultados, en el lector.
- Retroalimentación antes de someter: necesitas que alguien externo, crítico y objetivo, lea el manuscrito y te dé su retroalimentación sobre la redacción, la metodología, los resultados y las conclusiones.
- Buena carta portada: esta es una comunicación hacia el editor, donde es posible transmitir la importancia de la investigación de manera mas informal, y entablar  una conversación con el mismo.
- La simplicidad es una virtud: cada dato incluido debe agregar valor, y dar soporte a las conclusiones. Si no lo hace, es paja y no debería ser incluido.

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