lunes, 15 de julio de 2013

Buscando Océanos Azules: Escritor Médico

Quien alguna vez haya publicado un artículo científico, esta consciente de todo el trabajo que ello implica; mas allá de todo el trabajo de hacer la investigación, que es largo y complejo, al final se tiene una gran cantidad de datos que deben ser analizados y estructurados de manera comprensible en un artículo de aproximadamente 3000 palabras (dependiendo del tipo de artículo y la revista a la que será sometido). Se dice fácil, pero está muy lejos de serlo.

Escribir un artículo toma tiempo y planeación; aunque tradicionalmente, cuando pensamos en publicar estamos pensando en investigación innovadora, ése es solo un tipo de publicación. También existen los artículos de revisión, las cartas al editor, los resúmenes para congresos, etc. Y cada uno tiene su razón de ser y su proceso para ser escrito.

Aunque la creencia popular sea que escribir un artículo científico es cuestión de tener los datos, sentarse y hacerlo, pero que esencialmente cualquiera lo puede hacer, quienes en realidad lo hayan hecho saben que la habilidad en sí no es innata, sino que es más bien como un músculo; hay que trabajarlo constantemente para que se fortalezca y pueda realizar cada vez mayor trabajo sin tanto esfuerzo. Al igual que con investigación, dentro de nuestra formación no desarrollamos esta habilidad, y por eso a la hora de sentarse a hacerlo, las palabras correctas pueden no fluir con tanta facilidad.

Todo esto lo menciono porque aquí es donde se abre una oportunidad interesante; aunque potencialmente todos los médicos pudiéramos escribir artículos científicos, sólo unos pocos verdaderamente se dedican a hacerlo. Son los escritores médicos, y están entrenados, específicamente, para escribir ciencia. Como con tantos otros servicios, dada la complejidad y el tiempo que se requiere para escribir un buen artículo científico, una opción es recurrir a un profesional que sólo se dedica a eso, y por un honorario razonable entrega un trabajo de muy alta calidad.

La buena noticia para quienes les interese dedicarse a esto, es que hay muy pocos. Existen algunos servicios especializados que se dedican a esto, y por supuesto hay algunos “freelancers” que también lo hacen, pero en general es un campo poco competido.

El problema es, quizá, la demanda; como mencioné en un post anterior, en México tenemos poca investigación, y por ende publicación, con respecto a otros países. Esto, inherentemente, nos lleva a que exista escasa demanda por escritores médicos. Sin embargo, si existe cierta demanda, y al ser un campo sin competencia, huele a océano azul. Quien tiene gran necesidad de publicar, como por ejemplo las empresas farmacéuticas, habitualmente no tienen el tiempo o los recursos humanos para sentarse a escribir; pero algo que sí tienen es presupuesto, y están muy dispuestos a pagar por un buen servicio, que les ayude a cumplir sus objetivos.

Otra opción sería buscar con los miembros del sistema nacional de investigadores; para mantener su nivel, deben juntar cierto número de publicaciones en determinado tiempo, y no siempre tienen el tiempo para hacerlo. Pero algunos tienen acceso a recursos púbicos, del Conacyt y otras instancias, o a recursos privados a través del sistema de “grants”, con los cuales pudieran impulsar las publicaciones que requieren. 

Oportunidades, me inclino a pensar que existen varias; sólo es cuestión de desarrollar la habilidad, y buscar.

Algo bien importante. Cuando digo escritor médico, no estoy hablando de escritores fantasma, que son otro boleto. Escritores fantasma se refiere a cuando un médico es el autor real de un artículo, pero no necesariamente aparece en la publicación, y algún otro médico toma todo el crédito, cuando en realidad pudo no haber participado activamente en todo el proceso. Esto se considera fraude en ciencia. La gran diferencia con el escritor médico es que aquí existe un contrato de por medio y se le paga por prestar un servicio, así como transparentemente se menciona en los agradecimientos que se contrató un servicio para redactar partes del artículo, lo cual es perfectamente ético y aceptable. A la entrega de su trabajo, el escritor médico cede legalmente los derechos del manuscrito, por lo que no tiene ninguna injerencia sobre el mismo. Además, el escritor médico habitualmente no participa en la investigación, sólo se le proporciona la información suficiente para que escriba el manuscrito. Habitualmente se utiliza al escritor médico para la “talacha” de elaborar la mayor parte del manuscrito, pero los autores siempre revisan y comentan sobre el trabajo, y las conclusiones, generalmente, sí las escriben ellos.

Ahora, para desarrollar esta habilidad, hay varias formas de hacerlo. La más sencilla, por mucho, es practicando. Mencionaba al principio de este post que existen diferentes tipos de publicaciones; no necesitas llevar a cabo un protocolo de años de seguimiento y con un alto costo para publicar. Puedes empezar por publicar artículos de revisión de enfermedades de interés, de las cuales no necesariamente seas un experto, pero seguramente puedes buscar la información, leerla y asimilarla, y escribir al respecto. Esto puedes buscar publicarlo, inicialmente, en revistas locales. Conforme mejores la calidad de tus artículos, puedes buscar publicar en revistas de mayor prestigio. La clave para ser un escritor médico es práctica y experiencia. Si desarrollas el músculo para escribir, y tienes un curriculum de publicaciones, eres un escritor médico. Acuérdate que aquí la aspiración no es ser reconocido académicamente como un gran investigador y autor; aquí lo importante es que seas reconocido por entregar, en tiempo, trabajo de alta calidad.

Existen también algunos cursos que pueden ser de utilidad, que ofrecen sentar las bases de cómo escribir un artículo científico. Y por supuesto cualquier curso de cómo escribir narrativa es de utilidad, particularmente porque considero que es muy importante la forma de presentar los resultados a través de las palabras. No porque sea un artículo científico serio significa que tiene que ser un Valium; hay que saber contar la historia de la investigación, saber presentar los resultados, y llevar al lector a la conclusión que queremos transmitir. Los cursos para redactar artículos pudieran ser un buen inicio, pero decididamente lo más importante es practicar, y estar escribiendo constantemente. 

Para quienes les guste escribir, esta profesión es una alternativa viable. Te permite ser dueño de tu tiempo, y te da libertad para emprender en otras actividades, si así lo deseas. No requiere muchos recursos iniciales (prácticamente con una laptop y una conexión a internet estás listo), y tu formación no será un tema aquí; lo único importante es que seas médico. Por supuesto, como en muchas ocupaciones, serás tan bueno como el tiempo que le dediques. Escribir artículos científicos, buenos artículos, no es tarea fácil, y requiere, como todo lo que vale la pena, tiempo y esfuerzo.

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