Hemos sido bombardeandos en los últimos años por el tema de la globalización, que dicho sea de paso, es un término que queremos o quieren aplicar para todo corriente que afecta a una parte de la población. En un mundo en el cual en cuestión de segundos nos enteramos igual de lo que sucede en China, en India y desafortunadamente a veces de lugares más lejanos, sabemos poco de lo que sucede en nuestro propio país.
Un buen día nos levantamos con la noticia de que Disney había adquirido de manos de George Lucas la marca de Star Wars y toda la parafernalia que esto conlleva. Y quiero partir de aquí, pues este foro ha tratado de llamar la atención de los médicos que buscan carreras paralelas a la clínica o bien dentro de la misma práctica hospitalaria.
Es de relevancia que particularmente en Latinoamérica, vemos la globalización como un medio para acercarnos a los países desarrollados o como un beneficio en la competitividad frente a estos grandes titanes.
Actualmente debemos buscar que esta globalización nos aplique para bien y para mal, es decir que nos permita jugar contra esas potencias de la economía pero en los mimos términos. Desafortunadamente tendemos a "darles interpretación" a las regulaciones, las recomendaciones y los estándares. Tal es el caso de medicamentos que alguna vez fueron prohíbidos en Estados Unidos como la metformina por cuestiones de seguridad y que ahora es el estándar de tratamiento de la Diabetes Mellitus tipo 2, o bien medicamentos que ya han sido relacionados con eventos cardiovasculares letales, displasías sanguíneas y que continúan comercializandose en nuestro país. Cuando se hace una evaluación de un fármaco o una intervención, o en el caso de la administración de salud de alguna estrategia y quiere extrapolarse a otros comunidades, tenemos la aceptación tácita que esperaríamos el mismo resultado que donde se llevó a cabo, es decir globalizar los resultados.
Ahora que estas por iniciar un nuevo camino y que puede ser que hayas cambiado de opinión, es un buen momento de evaluar tu situación desde este particular. En pre-grado solo pensamos en ser doctores de consultorio, ahora que se rompen vars paradigmas en tu cabeza, también debes pensar como el aleteo de una mariposa en China, puede provocar un tornado en tu carrera profesional. Cuando inicié a estudiar medicina, los oncólogos eran escasos y las enfermedades que veían eran incurables y en el peor de los casos fatales, hoy son una de las especialidades más socorridas, con mayor crecimiento en matrícula, y con la mayor investigación tanto de las instituciones como de la industria farmacéutica.
Sabiendo esto te sugiero que al tomar tu decisión veas "más allá de lo evidente", y te informes no solo de lo que sucede local, regional o nacionalmente, deberías considerar la bolsa de valores, los lineamientos de la FDA, la OMS o cualquier otro organismo que influya en la salud, y planear tus objetivos en el mediano y largo plazo, y no con plazos cortoplazistas. Esto te ayudará a tener un menor impacto con la dinámica de nuestro mundo.
viernes, 26 de abril de 2013
miércoles, 24 de abril de 2013
Mi Historia, Parte 2: De la insufrible decepción de mi madre
¿Donde estábamos?
¡Ah si! Entré a Medicina, y después de 2 maravillosos años de materias de ciencias básicas, vino el inevitable cambio: las materias clínicas.
En realidad las materias clínicas no fueron tan malas, pero si me dieron el primer indicio de que quizá estaba en el lugar equivocado. Eso de ir a los hospitales, revisar pacientes, hacer casos clínicos y demás, pues supongo que era interesante, pero estaba muy lejos de ser lo mío.
Igual terminé las clínicas, y vino el verdadero fin entre yo y la clínica: el fatídico internado. He de recalcar que mi hospital no era, pero ni remotamente, un hospital de guerra; hice mi internado en el Hospital Español de la Cd. De Mexico, que para quienes no lo conozcan, es un hospital privado bastante, bastante fresa; yo soy el primero en aceptarlo. Y sin embargo, a pesar de eso, hacíamos guardias ABC, y cuando llegaron las primeras guardias, la clínica y yo dejamos de ser amigos.
Sé que esto es algo que solo los médicos y otros profesionales de la salud, como las enfermeras, entendemos; para mi, explicarle a mis amigos ingenieros el concepto de que es lunes, llegas desde las 8 y sales del hospital hasta el martes a las 3, simplemente no les entraba. Todos entendemos el concepto: nuestro hemisferio izquierdo rápidamente hace un par de cálculos, y emerge victorioso con la respuesta: 31 horas seguidas. Sip, ¿y luego? Es mas o menos como ir de aquí a Tailandia, ¿no?
Si, mas o menos. Solo que aquí, el miércoles trabajas en Tailandia de 8 a 3, y el Jueves vuelves a volar de regreso; otras 31 horas. Y el sábado descansas, pero el domingo vuelves a volar a Tailandia; otras 31 horas. Con la excepción de que aquí no hay películas, no hay cenita con vino, y no duermes. Y así, durante todo un año.
¿Estamos de acuerdo en que nadie en esta vida va y viene a Tailandia de 2 a 3 veces por semana?
En este momento es nuestro hemisferio derecho el que se retuerce de pensar en este calvario. Y creo que por eso solo lo entendemos nosotros; porque lo vivimos. Si no lo viviste, realmente no puedes saber lo que es. Porque llego el invierno, y por primera vez en mis, entonces, 25 años de vida, no pasé Navidad con mi familia. Porque tenía guardias, y ellos salieron del país porque mi hermana estaba a punto de parir, pero mi papa se quedo para que yo no estuviera solo todo ese tiempo. Y por supuesto tampoco estuve en el nacimiento de mis sobrinas. Esa fue una lección que nunca olvidare; la Medicina separó a mi familia.
Ese fue el problema mas básico y esencial que yo tuve con la clínica; el simple hecho de pensar vivir así durante 4 años seguidos, o más, para obtener una especialidad, fue más de lo que mi pobre hemisferio derecho pudo soportar. En ese momento, hacer una especialidad dejó de ser una opción.
Y con esto llegue a una encrucijada muy interesante en mi vida; estaba a la mitad del internado, y definitivamente era un suplicio diario ir al hospital. Todos los días pensaba: "¿Y ahora que hago?" Nuestro siempre eficiente cerebro derecho deletreo las alternativas, y de entrada, eran mas simples de lo que pensaba. Primero tenia que decidir si seguir adelante y acabar Medicina, lo cual implicaría un esfuerzo sobrehumano de 6 meses para acabar el internado, y un año adicional de servicio social; o de plano dar marcha atrás, y volver a empezar otra carrera. Por un lado ya le había invertido mas de 4 años a Medicina, y solo me faltaba año y medio, pero por otro lado no era algo que me gustara, y mas allá de terminar la carrera, ¿que haría después?
En un acto de fe, porque no tenia ninguna base para sustentarlo, pero fue mas un presentimiento del cerebro derecho, decidí terminar Medicina, y en ese tiempo ver como a qué me podía dedicar. No fue fácil, y creo que mi madre sigue en depresión, mas de 10 años después de que se enteró que su hijo menor iba a ser médico pero no iba a practicar.
A final creo que tuve razón; terminé Medicina, y nunca presenté el Nacional de Residencias. Desde ese momento nunca olvidé seguir mis instintos, más que mi razón, y no me arrepiento de haber estudiado Medicina. No he vuelto a faltar a una sola Navidad familiar, y aprendí que la Medicina es más que hacer clínica y tratar pacientes. Que no todos estamos destinados a pasar visita en las mañanas y a encerrarnos en un consultorio por las tardes. Quienes lo hagan y sean felices, me quito el sombrero; ustedes si son verdaderos héroes del espíritu humano, por todo lo que han vivido.
Pero habemos otros médicos, muchos otros, que no hacemos eso. No vemos pacientes, o no es nuestra actividad principal, y no pasamos visita. No tenemos ese "ojo clínico" que tenía mi abuelo.
Y no somos menos que ninguno de ustedes; sólo somos diferentes. Hacemos tantas otras cosas, que no es posible mencionarlas todas en este blog; pero lo vamos a intentar.
lunes, 22 de abril de 2013
El día que abrí mi mente y acepté que no estaba obligado a la Residencia
Cómo dice Jarabe de Palo en alguna canción “Hay
dos días en la vida para los que no nací”, bueno -hay un día en la vida para el
que sí nací-, fue el día en que rompiendo todos mis paradigmas y fantasmas de
la inercia decidí no hacer una carrera clínica y buscar otras opciones
factibles para plantear mi desarrollo profesional; todo esto sin dejar de
sentirme, vivir y pensar como médico.
Algún día una amiga me dijo “Enrique la vida se
encarga de llevarte por caminos insospechados que cuando menos te das cuenta te
sumerge en algo que jamás imaginaste”, muy similar a lo que Forest Gump
menciona: “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes qué te va a
tocar”, Ahhh! Que sabia fue esa película; pero, ya basta de citas y lleguemos
al punto que quería aterrizar.
Un día te das cuenta, que aunque trazaste un
camino muy claro y tenías definidas metas y objetivos, que si bien no eran tan
apasionantes como otras, era lo que decidiste que tenías que hacer y por el
momento tendrías que seguir y finalizar. Cuanta presión social, cuanta carga
emocional y descarga de comentarios familiares no tendrías que soportar si de
pronto, tú, iluso humanoide futuro ser supremo (Médico) osabas no seguir lo que
tú y tu mundo te habían planteado como el paso lógico y subsecuente. Pero tienes muchas ventajas de ser un ser
pensante y racional, una de ellas la más importante, es la asertividad. La
mejor decisión que he tomado en mi vida consciente e inconsciente, pasada o
futura, coherente o incoherente, moral o amoral; pero al fin una decisión que
cambiaría el rumbo de mi vida.
Ahora sí, les cuento un poco el como llegué a
esta encrucijada: al entrar a la carrera, YO, joven mozuelo de 18 años soñaba
con ser neurocirujano o cirujano plástico, la sofisticación y el renombre que
emanaba de esas palabras, per se, era
mayúsculo; la emoción que generaba en mi familia, el orgullo que provenía de
sus labios cada vez que lo presumían y comentaban con familiares y conocidos me
hacía pensar que estaba haciendo lo correcto, inclusive cuando en algún momento
me di cuenta que la práctica clínica no me llenaba. El regodeo con esas
palabras, la emoción que mi alma percibía por terceros era el único motivador que
al dormir me permitía no recriminarme que estuviera fallando a mi persona, a mis
anhelos y a mi autorrealización.
Al entrar a la carrera justo vives un mundo
surrealista y poco a poco permites que ese contexto te absorba, vives una
realidad a cuatro paredes, una realidad de libros de medicina y una realidad
abstracta que al final en muchos de los casos te desconecta inclusive del mundo
real. La escuela, el hospital se vuelven tus compañeros, tus amigos, la única
realidad que podría existir para mí, un médico que por vocación o por
convicción decide entregar su alma, vida y corazón a la carrera. Existen
momentos en que inclusive crees que mucho de lo que vives al interior es
correcto, que muchas de las cuestiones éticas y morales que antes hubieses
detestado, hoy, parecen no inmutarte; cambias emocionalmente y generas desapego
en muchas ocasiones a lo realmente importante, priorizas y juzgas tu vida
mucho, no porque tan feliz eres, sino porque tanto sobajé a mi compañero y yo
salí adelante. Sí, no he de negar que me declaré un perdedor del juego, muchas
veces también lo hice y viví esa realidad, aceptando tratos infrahumanos y
actuando conforme al estereotipo médico de excelencia, competitivo y de alto
carácter, sin vacilaciones y sabelotodo. Al final, que te llevas de la vida, ¿eso?,
o te llevas los buenos recuerdos, las buenas acciones y el placer máximo de
mejorar día a día como persona.
Con esto no quiero decir que los médicos seamos
malos, ni creo tampoco que no somos humanos, conocí a las personas más humanas
y sinceras dentro de la carrera pero también conocí a los más arrogantes e
inhumanos dentro de la misma. Te preguntarás, ¿entonces estas feliz de ser
médico o no, crees en el espíritu de vocación para ayudar al prójimo o no? Sí,
claro que me siento orgulloso, claro que creo en espíritu de vocación. Pero hoy
puedo decir que comprendí que la medicina no esta hecha para todos.
He de decir que puedes pensar que mi camino por
la práctica clínica no fue exitoso o seguramente no pase el examen nacional y por
ello ahora reviro en contra; pues no, ninguna de las anteriores, sólo, para mi
gusto prioricé mis necesidades y anhelos. Orgullosamente puedo presumir que fui
uno de los mejores promedios de mi generación me titulé por promedio en una de
las mejores universidades de este país, esto justo redujo mi camino por un
rumbo definido aún más, pero, ¿qué pasa cuando no es suficiente?, ¿cuando tu no
buscabas sólo vivir para eso?; bueno para mí en particular no fue suficiente, ¿criticable?
Sí, muchísimo. Pero al final prevalecieron mis ganas de expresar mi futuro y
escribirlo a mi manera, permitiéndome explorar mundos distintos, otras fuentes
de satisfacción y otros mecanismos de vida distintos.
Este es el inicio de una forma de vida
diferente a la clásica (médicamente hablando), que sinceramente no juzgo como
mejor o peor, sólo como diferente, pero que me ha dado muchas satisfacciones.
La más importante poder estar con mi hijo, disfrutando su risa sin preocuparme
por guardias, observando sus primeros pasos y estando ahí para él cuando me
necesita y sólo quiere un abrazo de papá.
Mi siguiente Blog versará acerca de los hechos
sucedidos para mi cambio de decisión y cómo descubrí mi abanico de opciones no
clínicas.
jueves, 18 de abril de 2013
OBJETIVOS EN LA VIDA. (CONTINUACIÓN: No quedé en la residencia… ¿se acabó la vida?)
Con este post inicia mi colaboración con el blog.
Enrique y Bernardo me presentaron el proyecto y me hicieron la atenta
invitación para colaborar.
De lo que puedo mencionar es que mi carrera
profesional se ha venido gestando entre la práctica clínica y las actividades
de la industria farmacéutica. Afortunadamente pude encontrar un punto medio
entre ambas actividades y más aún, áreas en común, y esto es lo que quisiera
plasmar para el final de mis comentarios.
Dando seguimientos a los post anteriores, llegamos a
encrucijadas en nuestro camino médico…la primera puede ser: “medicina no era la
carrera que quería estudiar, pero la presión en casa era mayor…”; otra puede
ser como se mencionaba: “no pasé el examen de especialidad…se acabó mi mundo en
la medicina”…y los que quedamos en este momento, creemos que los que si pasaron
están en la gloria…pero…que pasa cuando si bien pasaron el examen nacional de residentes,
las únicas sedes y por ende las únicas oportunidades de realizar la
especialidad los lleva a lugares golpeados por la inseguridad, la falta de
materiales o de infraestructura. Pensemos que hemos vencido el tema de las
sedes, las guardias, la ingratitud de los pacientes…pues se siguen presentando
encrucijadas y se deben tomar decisiones... ¿quiero quedarme en la institución
donde me formé?, ¿quiero dedicarme a la atención institucional o solo a la
práctica privada?... y este tipo de encrucijadas se presentan y se presentarán
en cualquiera de los caminos que tomemos…
Lo importante aquí es saber cómo vamos a resolver
estas encrucijadas, y aquí retomo uno de mis comentarios iniciales. Tanto en el
aspecto clínico como fuera de él, deberíamos saber a qué punto queremos llegar.
En el caso de los clínicos deben tener una visión clara de si su interés es la
asistencia, hay quienes prefieren la docencia y unos pocos la investigación;
tal es el grado de desfase entre nuestros objetivos y nuestros caminos, que una
vez que hemos logrado marcar un punto final específico nos damos cuenta que si
hubiéramos puesto más atención a esa materia que nos resultaba aburrida en la
carrera, ahora se nos facilitarían las cosas; y quisiera ponerles un ejemplo
que a mí personalmente me sucedió…durante el pre-grado desestimé e inclusive
subvaloré la materia de epidemiología y estadística, como buen estudiante de
medicina, me tronaba los dedos por empezar a ver pacientes, por entrar a
cirugías por jugar a ser doctor, años después la vida te da tantas enseñanzas y
te demuestra que esa materia que yo consideraba “inútil” se convirtió en una
herramienta muy fuerte en mi trabajo diario. De igual forma he tenido la
oportunidad de manejar gente y tenerla a mi cargo, ya sea como su supervisor,
como su jefe o como su “R” mayor, y otra gran enseñanza que la vida me dio es
el descubrimiento de los que saben de recursos humanos mencionan como el “real
motivador”, es decir, ese último peldaño que queremos alcanzar a lo largo de
nuestras vidas.
Ahora que quedó en espera una especialidad y que no
quedaste en la residencia, es un excelente momento para replantearte tu “real
motivador”; detenerte y no seguir la inercia de todos los que hemos terminado
la licenciatura de medicina, y seguir con una especialidad…al final esa
decisión te seguirá por el resto de tu vida, si decides seguir en la clínica,
evalúa que es lo que quieres hacer, quedarte en la asistencia y consulta,
inclinarte a la investigación o la docencia, en cualquiera de los casos, tendrás
que evaluar que especialidades e instituciones te darán una mejor oportunidad
para desarrollarte y desde ahora tomar ese camino. Si el interés no es seguir
viendo pacientes ni investigar o enseñar, entonces replantea cuál es el camino
y cuáles deberían de ser las herramientas que te permitirán llegar a este “real
motivador”, se honesto contigo mismo al momento de tomar las decisiones y
define realmente que quieres en la vida…ser una reconocido y afamado médico,
descubrir la cura de alguna enfermedad, ser el líder de muchos estudiantes,
desarrollarte profesionalmente, tener estabilidad económica, crecer en un gran
corporativo, todas ellos son objetivos legítimos pero desafortunadamente no
siguen el mismo camino.
lunes, 15 de abril de 2013
Mi Historia, Parte 1: Del ingeniero que Nunca Fue
Creo que todo comenzó en una feria de carreras en la prepa.
Uno de mis mejores amigos de toda la vida me alcanzó y me dijo: "Ya tengo toda la información de sistemas." Y me extiende un fajo de folletos que había recogido para mi.
Paréntesis musical: hasta quinto de bachillerato, yo tenía una idea bastante firme de que iba a ser un ingeniero; probablemente de sistemas, y como alternativa electrónico, pero definitivamente un ingeniero.
Quisiera decirles que mi abuelo médico me inspiró, o que mi vocación me llamó, pero la realidad es que no tengo ni la más remota idea de qué fue lo que sucedió. Pero recuerdo vívidamente este momento, y fue cuando le dije a mi amigo: "Mil gracias, pero quiero checar la carrera de Medicina."
Silencio mortal. Creo que duró para siempre.
Finalmente, alguien habló y dijo la pregunta que estaba en la mente de todos: "¿Medicina? ¿Desde cuándo?" La respuesta es todavía más divertida: NPI. O como se decía en mis tiempos: no tengo ni la más peregrina idea.
No sé porque, y sinceramente a estas alturas de la vida desisto de entenderlo, pero ese es el momento decisivo en que mi memoria me dice que decidí estudiar Medicina. Para bien o para mal, pero me importaron 2 cacahuates los folletos de ingenieria, y acabé presentando el examen de admision en la Escuela (entonces Escuela, hoy orgullosamente Facultad) de Medicina de la Universidad Anahuac.
Otro paréntesis musical: me siento en mi escuela con la niña de orientacion vocacional, y recuerdo muy bien que fue una conversacion surrealista. El señor Dalí estaría orgulloso. La niña me pregunta: "¿Que quieres estudiar?" Para esto, modestia aparte, en los hiper inútiles exámenes de orientación vocacional, salí con este resultado que la niña me menciona: "Porque, bueno, los resultados de tus exámenes me indican que puedes estudiar cualquier carrera."
En este momento siento que perdí 5 horas de mi vida dedicándolas al examen de orientación vocacional. Pero después de 13 años en escuela religiosa, opté por la conversación política y digo casualmente: "Pues he pensado Medicina en la Anahuac."
La niña se me queda viendo fijamente y me dice: "Bueno, Medicina es una opción interesante, pero ¿porque la Anahuac? ¿Porque no otra universidad?
Con absoluta sinceridad, le contesto a la niña de orientación vocacional que, siendo perfectamente prácticos, la Anahuac me quedaba a 10 minutos de mi casa. Y además, tenía entendido de que era bastante buena.
Pero la repuesta de la niña fue algo histórico: "Ahhh, pero si estás pensando en la distancia, ¡me haces dudar de tu vocación como médico!"
Sin comentarios. Sobra decir que 18 años después de esa conversación, creo que quedó establecido lo inútil que puede ser todo el proceso de la orientación vocacional. Pero fue así como inició mi viaje hacia la Medicina, ya que 6 años después me gradué como Médico Cirujano.
Claro que no fue tan simple y sencillo como suena, pero esa historia sera parte de otro post...
Uno de mis mejores amigos de toda la vida me alcanzó y me dijo: "Ya tengo toda la información de sistemas." Y me extiende un fajo de folletos que había recogido para mi.
Paréntesis musical: hasta quinto de bachillerato, yo tenía una idea bastante firme de que iba a ser un ingeniero; probablemente de sistemas, y como alternativa electrónico, pero definitivamente un ingeniero.
Quisiera decirles que mi abuelo médico me inspiró, o que mi vocación me llamó, pero la realidad es que no tengo ni la más remota idea de qué fue lo que sucedió. Pero recuerdo vívidamente este momento, y fue cuando le dije a mi amigo: "Mil gracias, pero quiero checar la carrera de Medicina."
Silencio mortal. Creo que duró para siempre.
Finalmente, alguien habló y dijo la pregunta que estaba en la mente de todos: "¿Medicina? ¿Desde cuándo?" La respuesta es todavía más divertida: NPI. O como se decía en mis tiempos: no tengo ni la más peregrina idea.
No sé porque, y sinceramente a estas alturas de la vida desisto de entenderlo, pero ese es el momento decisivo en que mi memoria me dice que decidí estudiar Medicina. Para bien o para mal, pero me importaron 2 cacahuates los folletos de ingenieria, y acabé presentando el examen de admision en la Escuela (entonces Escuela, hoy orgullosamente Facultad) de Medicina de la Universidad Anahuac.
Otro paréntesis musical: me siento en mi escuela con la niña de orientacion vocacional, y recuerdo muy bien que fue una conversacion surrealista. El señor Dalí estaría orgulloso. La niña me pregunta: "¿Que quieres estudiar?" Para esto, modestia aparte, en los hiper inútiles exámenes de orientación vocacional, salí con este resultado que la niña me menciona: "Porque, bueno, los resultados de tus exámenes me indican que puedes estudiar cualquier carrera."
En este momento siento que perdí 5 horas de mi vida dedicándolas al examen de orientación vocacional. Pero después de 13 años en escuela religiosa, opté por la conversación política y digo casualmente: "Pues he pensado Medicina en la Anahuac."
La niña se me queda viendo fijamente y me dice: "Bueno, Medicina es una opción interesante, pero ¿porque la Anahuac? ¿Porque no otra universidad?
Con absoluta sinceridad, le contesto a la niña de orientación vocacional que, siendo perfectamente prácticos, la Anahuac me quedaba a 10 minutos de mi casa. Y además, tenía entendido de que era bastante buena.
Pero la repuesta de la niña fue algo histórico: "Ahhh, pero si estás pensando en la distancia, ¡me haces dudar de tu vocación como médico!"
Sin comentarios. Sobra decir que 18 años después de esa conversación, creo que quedó establecido lo inútil que puede ser todo el proceso de la orientación vocacional. Pero fue así como inició mi viaje hacia la Medicina, ya que 6 años después me gradué como Médico Cirujano.
Claro que no fue tan simple y sencillo como suena, pero esa historia sera parte de otro post...
jueves, 11 de abril de 2013
Las relaciones interpersonales abren … Un mundo de oportunidades!
Las relaciones interpersonales abren …
Un mundo de oportunidades!
Las competencias médicas clave no sólo se refieren a las competencias
clínicas. Cuantas veces no hemos escuchado, leído o simplemente observado que
el médico con súper buen promedio y mil menciones honoríficas no es el que
tiene el mayor número de consulta o tristemente hasta se le dificulta un poco
encontrar trabajo y consulta privada; y por el contrario aquel que sólo se
dedicaba a ser feliz, la fiesta y la parranda eran lo suyo y apenas y pasó con
6 en toda la carrera y posgrado es el más exitoso tanto económica como
profesionalmente. Esto no es por que en la práctica de pronto le llegaron todos
los conocimientos o pidió un deseo y se hizo más inteligente, se debe a que
existen algunas habilidades denominadas en inglés “soft skills” los cuales te
generan otro tipo de ventajas fuera del ámbito intelectual. Pueden ir desde el
trato con el paciente hasta conocimiento de finanzas para el manejo de la
clínica y consultorio.
La delicia de la
medicina es que al ser un campo tan amplio, puedes buscar muchas opciones
donde desarrollar todas tus habilidades, es por ello que el debate entre sí es
una ciencia o un arte aún no lo gana ninguna de las dos en mi mente. Cuando los
médicos se encuentran frente al paciente no sólo están presentando sus
conocimientos médicos y sus habilidades manuales, también se encuentran en
contexto otros factores menos visibles, como: la apariencia, el lenguaje, las
posturas, los gestos y la personalidad que el médico le imprima a su consulta.
Por ello inclusive dentro de la práctica clínica debemos de cuidar estos “pequeños”
detalles, los cuales pueden generar la diferencia entre ser exitoso o no.
Existen varias habilidades incluidas en esto y que tenemos que desarrollar ya
sea tomando cursos o practicando día con día, dentro de ellas se encuentran la
negociación, liderazgo y marketing propio, lo cuales se mencionaran por
separado en Blogs posteriores.
Estos “soft skills” se
vuelven aún más importantes para todos aquellos que no harán clínica dentro de
su vida y desarrollarán una carrera profesional más bien administrativa,
clínico-administrativa, investigación y política, dentro del ámbito médico.
Dado que requerirán liderazgo y negociación para escalar peldaños
profesionales, así como la capacidad de acercamiento y roce social que generará
una amplia base de networking (red laboral) aún más amplia. Me gustaría
realizar un paréntesis en este punto y aclarar que se ha visto que hasta cerca
del 70% de las personas que se encuentran laborando actualmente ingresaron por
medio del uso de su red laboral (amistades, familia y excompañeros, tanto
escolares como laborales), esto nos habla del fuerte impacto que hoy en día
tendrán nuestras relaciones en la proyección profesional.
El desarrollar
habilidades de comunicación, nos permitirá abrir canales nuevos para explorar
nuevas opciones, mejorando así la calidad en nuestra relación no sólo con el
paciente o en el ámbito laboral, sino también con familia y amigos. Ya que la
forma en como desarrollamos una conversación y guiamos un debate será justo el
camino que determinará nuestras emociones hacia la persona y viceversa. En la vida diaria
lo podemos ver cuando decimos ese cuate es muy “político” o “tiene la sangre
ligera”; el hecho es que no siempre es sólo eso sino que hay un componente de
lectura de las personas y acopla su forma de expresión (tanto física como
verbal) a como sea necesario según las reacciones del oyente. Es por eso que en
muchas ocasiones no logramos entender el crecimiento exponencial que pudieran
tener otros a diferencia mía.
Los componentes emocionales son vitales para mejorar
estos “soft skills” y se les clasifica
como parte de la inteligencia emocional, la cuál no se trata de ser alguien que no eres,
ni de ser el “tapete de nadie” frase que causa mucho temor en los sistemas de
seguridad personales, más bien se refiere a la capacidad de ser empático con
las emociones y personalidades distintas con las que te enfrentas en tu día a
día. Alguna vez me dijeron en el trabajo en Recursos Humanos, es que no confundas
amistad con relaciones personales, y dije: ¡Es cierto!, no tienes que lograr
ser amigo de todas las personas pero si debes de tener claro que dentro de las relaciones
humanas tienes que alcanzar la mejor relación posible con esa persona en
particular. Algo que ha definido mi perspectiva en la evolución de mi carrera
ha sido el darme cuenta de que no existe un solo ser humano pequeño y que
aquella persona que no consideraste podría ser tu jefe en un futuro y no sólo
eso sino podría apoyarte como decisor en algunos puestos. No les invito a tener
relaciones de amistad “por conveniencia”, les invito hoy a que busquen
relaciones de amistad y cooperativas genuinas donde siempre se genere un
ambiente de cordialidad y confianza, el cuál no es sinónimo de rechazo del
conflicto, sino que aun cuando existan la comunicación se tan buena que los
conflictos se resuelvan sin marcas emocionales a futuro (rencores y enojos que
perduren).
Cierro el blog invitándolos a que estén donde estén,
ya sea hospital, oficina u otro, se den el tiempo para una vez a la semana
conocer a alguien, platicar con alguien desconocido y comenzar a practicar eso
que le llaman “relaciones humanas”, que al final del día les recompensará no
sólo como personas sino también como hemos visto en el mundo laboral, abriéndoles
así un “mundo de oportunidades”.
En los próximos Blogs estaremos abordando temas muy
interesantes como 2 historias de éxito de médicos en el ámbito no clínico… No
se lo pierdan
lunes, 8 de abril de 2013
¿Quién me robó mi hora?
Domingo, 7 de Abril de 2013.
Despierto, y por reflejo veo el reloj del buró al lado de mi cama: 5:30 AM. Sonrió para mi mismo; todavía tengo una hora y media antes de que mis monstruos vengan a levantarme para jugar. Me acomodo entre las sabanas para reencontrarme con Morfeo, pero de reojo veo algo que me altera lo suficiente para despertarme abruptamente. El otro reloj del cuarto, el del aparato de la televisión de paga, no marca 5:30 AM; el desdichado marca 6:30 AM. Mi cerebro empieza a carburar, y me dice que algo no cuadra en todo el asunto y canté victoria temprana. Las neuronas empiezan a hacer sinapsis, y de repente lo veo todo claro; hoy es el fatídico día del cambio de horario, de invierno a verano. Eso explica porqué el reloj despertador, común y corriente, sigue con la misma hora, a diferencia del reloj del sistema de cable, que está conectado a la red y se actualiza sólo. Éste último es el que tiene la hora correcta del nuevo horario de verano.
¡Demonios! Solo me queda media hora entonces. Y para cuando llegué a esta conclusión, más bien ya estamos hablando de unos 20 minutos. Y como relojitos humanos, mis hijos azotan la puerta del cuarto a las 7:03 AM, horario de verano, y mi descanso oficialmente ha llegado a su fín.
Médicamente, ¿qué tanto nos afecta el famoso cambio de horario?
Mi esposa habitiualmente madruga a las 9:00 AM los fines de semana, pero éste día estaba particularmente molesta porque insistía en que, en realidad, apenas eran las 8:00 AM, y que le habían robado una hora. Y esto fue discusión durante el día entero, llegando incluso al ridículo punto en el que le sugerí que le escribiera una queja formal al mismísimo prez, el Mister Copete, pero me queda claro que algunas personas se ven mayormente afectadas por el cambio de horario que otras.
El ritmo circadiano es una serie de respuestas del organismo ante cambios en el ambiente, principalmente la luz y la obscuridad, que suelen seguir un patron cíclico de 24 horas. Está controlado por el nucleo supraquiasmatico que se encuentra en el hipotálamo; en respuesta a la obscuridad, el organismo secreta mayor cantidad de melatonina, que produce sueño. A lo largo de nuestra vida, nuestro ritmo circadiano se autoprograma a nuestro horario, y por esta razón, en general, somos bastante rutinarios en cuanto a nuestros hábitos de día y noche. Les dije que era toda mi intención meter un poco de ciencia en todo este show, pero no demasiada, afortunadamente. ¡Ni que fuéramos médicos!
Lo que sucede con el cambio de horario es muy similar a lo que pasa cuando viajamos a lugares lejanos en diferentes husos horarios; en otras palabras, el famoso "jet lag". El ritmo circadiano está acostumbrado a responder en cierta manera a cierta hora, y de un día para otro, le cambiamos la jugada. Habitualmente toma unos días reajustarlo, pero consecuentemente, es muy real que esa pequeña pero gran hora en el reloj nos ponga de muy mal humor.
Sin embargo, existen razones fuertes e igualmente muy reales para realizar el cambio. Se ha publicado (Hillman M, BMJ, 2010) que en la presencia de luz natural, durante los días más largos de verano, la gente tiende a ser más feliz, más energética y menos enfermiza, que en los días más cortos de invierno, cuando hay una clara tendencia hacia la ansiedad y la depresión. Esa hora adicional de luz en las tardes promueve mayor actividad física, mayor recreación para niños y adultos, y más actividades al aire libre, todo lo cual contribuye a mejorar la salud de la comunidad. Creo que todos los padres que tenemos niños pequeños estamos de acuerdo en que tener o no tener luz del día puede definir si regresamos a la casa o nos quedamos un ratillo más en el parque.
El cambio de horario, pese a que consistentemente cuestionamos la "sabiduría" de los tomadores de decisiones, tiene un fundamento médico lógico, y la evidencia dice que nos beneficia a todos. Sip, es una pequeña friega los primeros días cuando sienten, como dice mi esposa "búha", que te "roban" una hora, pero al final del día, una hora de luz es una hora de luz, y aunque no suene como lo más científico del mundo (algún buen día les hablaré del té de bugambilia; ése post le dará material a mis hermanos para molestarme todo el año), la luz natural mejora nuestra salud.
En conclusión, nadie les robó una hora; ya la recuperarán en Otoño. Pero los beneficios de más luz y más salud a cambio de una medida tan simple y tan lógica, justifican plenamente que nos demos a la tarea de adelantar nuestros relojes y aprovechar el horario de verano.
Despierto, y por reflejo veo el reloj del buró al lado de mi cama: 5:30 AM. Sonrió para mi mismo; todavía tengo una hora y media antes de que mis monstruos vengan a levantarme para jugar. Me acomodo entre las sabanas para reencontrarme con Morfeo, pero de reojo veo algo que me altera lo suficiente para despertarme abruptamente. El otro reloj del cuarto, el del aparato de la televisión de paga, no marca 5:30 AM; el desdichado marca 6:30 AM. Mi cerebro empieza a carburar, y me dice que algo no cuadra en todo el asunto y canté victoria temprana. Las neuronas empiezan a hacer sinapsis, y de repente lo veo todo claro; hoy es el fatídico día del cambio de horario, de invierno a verano. Eso explica porqué el reloj despertador, común y corriente, sigue con la misma hora, a diferencia del reloj del sistema de cable, que está conectado a la red y se actualiza sólo. Éste último es el que tiene la hora correcta del nuevo horario de verano.
¡Demonios! Solo me queda media hora entonces. Y para cuando llegué a esta conclusión, más bien ya estamos hablando de unos 20 minutos. Y como relojitos humanos, mis hijos azotan la puerta del cuarto a las 7:03 AM, horario de verano, y mi descanso oficialmente ha llegado a su fín.
Médicamente, ¿qué tanto nos afecta el famoso cambio de horario?
Mi esposa habitiualmente madruga a las 9:00 AM los fines de semana, pero éste día estaba particularmente molesta porque insistía en que, en realidad, apenas eran las 8:00 AM, y que le habían robado una hora. Y esto fue discusión durante el día entero, llegando incluso al ridículo punto en el que le sugerí que le escribiera una queja formal al mismísimo prez, el Mister Copete, pero me queda claro que algunas personas se ven mayormente afectadas por el cambio de horario que otras.
El ritmo circadiano es una serie de respuestas del organismo ante cambios en el ambiente, principalmente la luz y la obscuridad, que suelen seguir un patron cíclico de 24 horas. Está controlado por el nucleo supraquiasmatico que se encuentra en el hipotálamo; en respuesta a la obscuridad, el organismo secreta mayor cantidad de melatonina, que produce sueño. A lo largo de nuestra vida, nuestro ritmo circadiano se autoprograma a nuestro horario, y por esta razón, en general, somos bastante rutinarios en cuanto a nuestros hábitos de día y noche. Les dije que era toda mi intención meter un poco de ciencia en todo este show, pero no demasiada, afortunadamente. ¡Ni que fuéramos médicos!
Lo que sucede con el cambio de horario es muy similar a lo que pasa cuando viajamos a lugares lejanos en diferentes husos horarios; en otras palabras, el famoso "jet lag". El ritmo circadiano está acostumbrado a responder en cierta manera a cierta hora, y de un día para otro, le cambiamos la jugada. Habitualmente toma unos días reajustarlo, pero consecuentemente, es muy real que esa pequeña pero gran hora en el reloj nos ponga de muy mal humor.
Sin embargo, existen razones fuertes e igualmente muy reales para realizar el cambio. Se ha publicado (Hillman M, BMJ, 2010) que en la presencia de luz natural, durante los días más largos de verano, la gente tiende a ser más feliz, más energética y menos enfermiza, que en los días más cortos de invierno, cuando hay una clara tendencia hacia la ansiedad y la depresión. Esa hora adicional de luz en las tardes promueve mayor actividad física, mayor recreación para niños y adultos, y más actividades al aire libre, todo lo cual contribuye a mejorar la salud de la comunidad. Creo que todos los padres que tenemos niños pequeños estamos de acuerdo en que tener o no tener luz del día puede definir si regresamos a la casa o nos quedamos un ratillo más en el parque.
El cambio de horario, pese a que consistentemente cuestionamos la "sabiduría" de los tomadores de decisiones, tiene un fundamento médico lógico, y la evidencia dice que nos beneficia a todos. Sip, es una pequeña friega los primeros días cuando sienten, como dice mi esposa "búha", que te "roban" una hora, pero al final del día, una hora de luz es una hora de luz, y aunque no suene como lo más científico del mundo (algún buen día les hablaré del té de bugambilia; ése post le dará material a mis hermanos para molestarme todo el año), la luz natural mejora nuestra salud.
En conclusión, nadie les robó una hora; ya la recuperarán en Otoño. Pero los beneficios de más luz y más salud a cambio de una medida tan simple y tan lógica, justifican plenamente que nos demos a la tarea de adelantar nuestros relojes y aprovechar el horario de verano.
jueves, 4 de abril de 2013
No quede en la Residencia… Se acabó la vida?
Lo más difícil de iniciar algo es eso… el inicio; a decir verdad no fue
fácil decidir como comenzar a escribir este Blog donde juntos compartiremos
vivencias, historias de éxito, recomendaciones y apoyo continuo a médicos que se encuentren considerando otras opciones no clínicas, teniendo o no especialidad. En este primer Blog, pensé describir mi historia y experiencia
probando diferentes opciones que no fueron las clínicas pero he decidido
hacerlo en siguientes entregas, esto porque será interesante que ustedes
juzguen y comiencen a compartir su forma de pensar con nosotros.
Durante nuestra formación y andar académico en México y en otros países
de Latinoamérica (comprobado) en el mundo médico se nos muestra un camino claro
que seguir, el cuál sólo marca una dirección y proceso definitivos, La
Residencia. Si bien es cierto que actualmente algunas Universidades incluyen o
empiezan a incluir dentro de su plan curricular temas de investigación,
administración médica, entre otras; lo cierto es que el panorama mostrado como
opción es claro y tiene un fin establecido, la clínica. Esto no es realmente
bueno ni malo, simplemente es lo que tenemos a la mano; aplaudo de forma a
aquellos que hacen Residencia, pero tanto como aquellos que buscan otras
opciones, ya sea por necesidad o por preferencias, porque muchas veces los que
buscaron otras opciones descubren que el camino elegido fue por mucho el más
adecuado para ellos.
El hecho, es que la clínica a diferencia de lo que pensamos no es la
única opción y a lo largo de nuestras publicaciones, desarrollaremos las
diferentes opciones que te abrirán un panorama totalmente distinto al que
conoces.
Claramente la medicina es así te lleva de lo absurdo a lo sublime, o
viceversa, pero justo así es la vida, un conjunto de decisiones y momentos
clave que pueden cambiarnos el curso de todo. Y en muchas ocasiones nos
encontramos tan aferrados a algo (En muchos casos para los médicos La
Residencia) que no logramos observar el mundo de oportunidades que tenemos
enfrente. Recuerden son un producto académico altamente especializado, lo cuál
al generar algunas otras habilidades, te llevará sin duda a cotizarte de una
forma distinta a la de cualquier otro profesionista, el éxito es que tu lo
creas y que entiendas que no eres un Subespecialista, Especialista o inclusive
Médico; en realidad eres un ser humano y por ello es por lo que vales no por el
título que ostentes.
Me entristece mucho y sé que a muchos de ustedes también, observar de
ver como algunos médicos en ocasiones tenemos que aceptar trabajos mal pagados
y tristemente remunerados en todos los sentidos, y todo porque realmente no
sabemos lo que tenemos como posibilidades. Uno de los temas que abordaré
(Primero Dios!!!! como siempre me decía mi abuelita) más adelante será justo el
cambio en el Sistema de Salud con el ingreso de las farmacias de similares y
otras“similares”, lo cual generó una desvaloración del médico y demerita todo
el esfuerzo que tu, yo y todos los que estudiamos por 7 años la carrera de
medicina hicimos; en este punto, me gustaría aclarar que para nada critico a
los médicos que están en estos puestos más bien considero que algunos podrían
evaluar algunas otras opciones mejor remuneradas, no sólo de forma económica
sino hasta emocionalmente.
Con este mi primer Blog espero que muchos de ustedes comiencen a
seguirnos y descubran, que justo: LA RESIDENCIA no lo es todo!!!. Y NO!!!, no
creas que te has defraudado a tí mismo, vales menos como médico o has fracasado
en la vida; porque así como tú, somos muchos los que decidimos hacer una vida
no clínica porque consideramos otras opciones, que repito no se trata de que
sean mejores o peores simplemente te abren un abanico distinto al que conocías.
Les
agradezco mucho su lectura y nos leemos en otro momento y espacio…
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