lunes, 16 de septiembre de 2013

Entre Caudillos e Insurgentes: El Futuro de la Salud en México


Estaba leyendo sobre un viejo dicho que dice: “si a la edad de 21 no eres socialista, no tienes nada de corazón; y si a la edad de 30 todavía lo eres, no tienes nada de cerebro.”

Yo tengo 36, y quizá egocéntricamente, me gusta pensar que tengo tanto corazón como cerebro, por lo que, reflexionando acerca de esta frase, y en el contexto del día de hoy, 16 de septiembre, en el cual celebramos el aniversario del inicio de la Guerra de Independencia de México, me puse a pensar en las implicaciones del socialismo en la salud.

Cuando pensamos en la Independencia, siempre vienen a nuestra mente los famosos “héroes”, que valientemente se enfrentaron a las fuerzas opresivas españolas, buscando la libertad de una nación. O algo así dicen tanto los libros de primaria de la SEP, como los promocionales de Televisa.

Pero más que pensar en estos famosos “héroes”, y sus famosas “hazañas” que año con año nos las recuerdan con lujo de detalle, pensemos en toda esa gente sin nombre que acudió al llamado del cura, y que siguió a aquellos “líderes” buscando esa libertad. La gente que hoy en día sigue acudiendo a esos llamados de los caudillos, igualmente buscando mejores condiciones de vida, sólo que ahora en el nombre de la educación o de la democracia, o de cualquier otra causa que atente en contra de ese socialismo utópico. Y al igual que hace 203 años, la gente que acude al llamado es, como dicen por ahí, “la que paga los platos rotos”, ya que en la Independencia fueron los miles que murieron a lo largo de 11 años, y hoy en día son los que se paran horas y días enteros en marchas, plantones, bloqueos y demás, y los que menos beneficios reciben.

Me pareció un buen momento para reflexionar, en este contexto, sobre el futuro de la salud en nuestro país, ya que se vaticinan cambios importantes, y no duden que las próximas grandes marchas, y los caudillos que en el futuro cercano gritarán más fuerte, vengan ahora de los trabajadores del sector salud.

Se está hablando de la creación e implementación de un “Sistema de Seguridad Social Universal”, sea lo que eso signifique, ya que, para variar, la propuesta no es totalmente clara, y se pierde en los detalles. Seamos optimistas, y en principio parece ser una buena idea; habrá que ver la ejecución, que es donde las mejores ideas se pueden morir.

Las críticas, como suele suceder en nuestro país, no se hicieron esperar. Pero nunca es objetivo de este blog discutir temas políticos, ni siquiera en el terreno de la salud; lo que sí me parece importante, es reflexionar sobre los cambios que requiere el sistema para alcanzar ese socialismo utópico, que en términos de salud, para mí, implicarían cobertura universal, calidad en los servicios de salud, y sustentabilidad del sistema.

En México tenemos varios problemas en salud, que probablemente no serán resueltos con medidas políticamente correctas. Tenemos a una enorme fuerza laboral de primera atención que está siendo subutilizada. Acaba de pasar el ENARM 2013, e independientemente del resultado, sabemos que, como cada año, miles de médicos generales se quedarán sin plaza de especialidad, simple y sencillamente porque así es el sistema, y las matemáticas no mienten. Claro, la crítica de la población médica es que se deberían ampliar las plazas de especialidad, pero aunque esto sucediera, es irreal pensar que se pueden generar las condiciones para ofrecer 5 mil o más plazas para especialistas en pocos años. Esto no va a suceder, y creo que es momento, más bien, de empezar a preguntarnos cómo podemos aprovechar a todos estos médicos generales, para que, por un lado, brinden beneficios para la población mexicana a través de su práctica, y por otro, para que tengan una profesión digna que los haga felices. Creo que, en sí, este es el verdadero espíritu de la Independencia. Y sólo mediante la correcta distribución de esta población médica, y el apoyo prioritario de la atención primaria, se puede aspirar a alcanzar una auténtica cobertura universal.

El sistema de salud debe ser sustentable, y garantizar la calidad de la atención. Al decir sustentable, me refiero a que debe operar como una empresa; los ingresos, siendo en este caso las contribuciones, no deben superar los costos, y las ganancias, el residual, se debe reinvertir para crecer las capacidades del sistema, incluyendo infraestructura, recursos humanos y recursos financieros. Y por supuesto, como una gran empresa, debe buscar, exhaustivamente, proveer la mejor atención posible a sus usuarios. Siendo como es actualmente, es difícil debido a que el sistema está fuertemente fragmentado en varios sistemas independientes con diferentes normas. Bajo esta premisa, hace cierto sentido tratar de unificar al sistema, pero como decían las generaciones anteriores, “del dicho al hecho, hay un trecho.”

No me tomen la palabra; investigadores de la UNAM, CONEVAL, CIDE y el Hospital Infantil de México han hecho la propuesta a las autoridades sanitarias. Y tiene todo el sentido, pero tenemos una larga historia en este país de responder a cualquier propuesta, tenga mérito o no, con una rotunda negativa y una fuerte tendencia de rechazo al cambio. Pero está claro que, si no cambiamos el sistema, no va a mejorar la salud de la población. No podemos esperar resultados diferentes si seguimos haciendo lo mismo; tenemos que hacer cosas diferentes para esperar resultados diferentes. Creo que esta es la mejor lección que podemos aprender de esta festividad anual, y de sus protagonistas.

Y como una nota aparte, nunca he acabado de entender porqué celebramos el inicio, y no el fin de la independencia. Después de todo, celebras cuando te gradúas de Medicina, y no tu primer día de clases, ¿estás de acuerdo?


Referencias:

Evaluación Estratégica de Protección Social en México, CONEVAL, Julio 2013.

Durán L, et al, La Transformación del Sistema de Salud con Base en la Atención Primaria, Gaceta Médica de México 2012; 148: 552-557.



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