miércoles, 29 de mayo de 2013

Hacia el Nuevo Mundo


Habiendo cursado exitosamente por nuestra educación primaria mexicana, todos sabemos muy bien quién es Cristóbal Colón; el gran descubridor de América, que celebramos cada año
el 12 de octubre. Pero más allá de la felicidad que nos provoca el día de asueto, ¿qué fue lo que logró este individuo?

Todos conocemos las historias; que la reina Isabel hasta vendió sus joyas para financiar la expedición de Colón. Que Colón logró lo que nadie más había logrado nunca. Y que gracias a dicho descubrimiento, eventualmente el mundo occidental nos alcanzó y nos enseñó las grandes ideas de la libertad, la igualdad y el progreso. Para quien se haya interesado un poco más en el tema sabe que todo esto son un montón de patrañas, porque ni la reina vendió sus joyas (en realidad estaba sumamente renuente a financiar la expedición), ni fue Colón el primero que lo logró (hay fuertes indicios de que los vikingos nórdicos, entre otros pueblos, llegaron a las costas del norte de América 500 años antes que Colón), y en cuanto a las enseñanzas, pues sin comentarios; basta con ver los siguientes capítulos de la historia, los fatídicos periodos que llamamos la Conquista y el Virreinato, para saber que la realidad de la vida es mucho más que una gran idea.

Pero no quiero aburrirlos con lecciones de historia; para eso somos médicos, ¿no? Lo que sí me interesaba era poner el contexto de lo que sí fue una gran hazaña por parte del señor Colón, y que creo puede servir de ejemplo para lo que viene en nuestro futuro.

Más allá de todo el folclore alrededor de la historia, ¿cuál era realmente la situación? España necesitaba un camino más rápido para la India, porque había mucha competencia y muchos intereses en el camino tradicional por el Oriente (principalmente por los portugueses). Y la hipótesis, más una creencia que un indicio soportado por hechos, era que podían navegar hacia el occidente y llegar por el otro lado, porque en teoría, la tierra era redonda. Pero sólo poca gente pensaba que era redonda; la creencia popular decía que era plana, y que en los confines del mundo habitaban monstruos y sólo les esperaba su muerte. Pero Colón tuvo la resiliencia suficiente para aguantar las críticas, creer en su idea, y hacer lo que tuvo que hacer para convertirla en realidad. Más allá de lo que sucedió antes o después, sí es un hecho que logró algo extraordinario.

Hoy tienes un reto y una decisión: puedes decidir vivir creyendo que el mundo es plano (la creencia popular y segura), hacer lo que se supone que debes hacer (navegar por el este), y competir con el resto del mundo que hace exactamente lo mismo que tú (los portugueses). Es decir, puedes presentar el Nacional de Residencias las veces que sean hasta que lo pases, y hacer una especialidad "clásica", como puede ser cirugía, pediatría, cardiología o múltiples otras. O puedes trabajar con el Doc Simi y que te paguen 3 pesos por una labor que te ha costado mucho trabajo, y que vale mucho más que eso.

O puedes decidir aceptar el reto: pensar "fuera de la caja" (que la Tierra es redonda), hacer lo que no debes hacer (navegar por el oeste), y descubrir un mundo nuevo, en el cual no tendrás competencia, porque nadie se atrevió a hacer lo que tú si. Esto no necesariamente implica que no hagas una especialidad; pero, ¿porqué no intentas una especialidad atípica, como rehabilitación o genética? ¿Porqué no intentas ver cómo te va como médico general, pero en un campo específico y no tan saturado, en una población más pequeña pero con gran necesidad, como Córdoba, La Paz, Aguascalientes o Pachuca? O bien puedes decidir romper con el status quo, no ser un clínico, y sea trabajar para una empresa o una institución, como puede ser un hospital, una aseguradora o una farmacéutica, o ya hablando muy fuera de la caja, hasta podrías poner tu propia clínica y ser un emprendedor.

Colón lo hizo; tu también lo puedes hacer.

En las palabras abreviadas de Lord Alfred Tennyson: 

Vengan amigos
No es tarde para buscar un nuevo mundo
Aunque mucho hemos perdido, mucho queda todavía
Y aunque no somos la fuerza que en días de antaño movía tierra y mar
Somos lo que somos
Un temperamento igual de corazones heroicos
Debilitado por tiempo y destino, pero fuerte en voluntad
Para esforzarse, para buscar, para encontrar
Y no para ceder

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